Marco Trade News - Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores España – BAII | 10 Marzo del 2018
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Dos iniciativas impulsadas por China en los últimos años, despiertan el interés estratégico de España, que busca participar en los grandes esquemas continentales de conectividad.
Tanto el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), al que España se integró en 2015 como socio fundador como la Nueva ruta de la Seda (Belt and Road Initiative), iniciativas impulsadas por China para la transformación global, han sido recibidas con interés en España, en tanto ponen el foco en el desarrollo de la conectividad en un continente como Asia, que presenta hoy en día grandes necesidades y por lo tanto, numerosas oportunidades.
La participación de España en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) se anunció en marzo de 2015 y se concretó con la suscripción del 1.76% (1.761,53 millones de dólares) del capital social de la institución (100.000 millones de dólares). Ya reúne 84 países y el grupo de naciones no pertenecientes a la región asiática poseen algo más del 25% del capital en total, entre los que se encuentran Alemania, Argentina, Austria, Bolivia, Chile, Francia, Italia, Luxemburgo, Malta, Nueva Zelanda, Perú, Reino Unido, Suiza, etc.
La presencia de España en el Banco se realizó teniendo en cuenta los intereses de las empresas españolas de infraestructura e ingeniería en este nuevo vehículo para la inversión y con el deseo de participar, desde el primer momento, en un mecanismo que opere con los criterios más exigentes de transparencia y buenas prácticas institucionales.
España, tal como se revela en el documento “Una visión estratégica para España en Asia 2018-2022”, elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, aspira a poder mantener en los órganos de Gobierno del Banco, a expertos españoles dentro del equipo multinacional que opere con los más exigentes estándares de transparencia e igualdad de oportunidades.
La otra gran iniciativa en la que España muestra interés estratégico es la “Nueva Ruta de la Seda”. En 2013, el Presidente chino Xi Jinping presentó la doble iniciativa de la Ruta marítima de la Seda y el Cinturón económico de la Seda (Belt and Road Initiative, desde 2017), como gran proyecto multidisciplinar de refuerzo de la conectividad en Asia. Esta incluye además elementos de estrategias regionales de desarrollo, impulsadas bilateralmente por China como el Corredor económico China-Pakistán o el Corredor económico Bangladesh-China-India-Myanmar.
Se estima que la Iniciativa afecta a países que suponen 55% del PIB mundial, el 70% de la población del planeta y el 75% de las reservas energéticas mundiales conocidas. El plazo de ejecución del OBOR (One belt, one road) llegaría hasta 2049, año de celebración del centenario de la proclamación de la República Popular. China podría destinar directa o indirectamente a este proyecto más de un 1,4 billón de dólares, a través de instituciones públicas como el Silk Road Fund. A esta cantidad habría que sumar la eventual participación privada, así como la participación de recursos financieros públicos de los países interesados. Se trata por tanto, de un monumental proyecto de implicancias globales, que abre el cauce para infinidad de oportunidades en áreas de infraestructura, transportes, energía, etc.
Para facilitar la participación de las empresas españolas, en paralelo a los esquemas de financiación de estos grandes proyectos de infraestructuras transfronterizos, la Secretaria de Estado de Comercio de España gestiona instrumentos financieros de apoyo a la internacionalización de sus empresas como el FIEM (Fondo para la internacionalización de la empresa española), los fondos FIEX-FONPYME y recursos de Cofides, el CARI o las coberturas que ofrece CESCE, como fuentes de financiación.
La participación española en el OBOR ha tenido un especial “bautismo”: España ha sido escenario de una “prueba piloto” de la Ruta de la Seda, a través de la puesta en marcha del tren Madrid – Yiwu, la ruta ferroviaria más larga del mundo. El trayecto de 13.053 kilómetros que atraviesa China, Kazajstán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia para llegar a España, tras 21 días de recorrido, se ha consolidado tras dos años de funcionamiento y sus operadores trabajan para mejorar las condiciones del servicio e incrementar el volumen de carga hacia China y los puntos de carga y descarga en la península. Para España es importante que el tren vuelva a China con productos españoles, fomentar la exportación española y reducir el déficit comercial.
El proyecto de la Nueva Ruta de la Seda tiene, por otro lado, unas dimensiones geopolíticas y de reordenación de las reglas del juego globales que han inclinado a España a tener una participación activa y un estrecho seguimiento (en el que espera el acompañamiento del resto de la Unión Europea) para garantizar que los principios de apertura a todos los operadores económicos, inclusión de todos los países, transparencia, asociación de la iniciativa privada y sostenibilidad económica, fiscal, financiera, social y medioambiental, sean debidamente tenidos en cuenta.
El país, a través de su Presidente de gobierno, Mariano Rajoy, participó en mayo de 2017 en la I° Cumbre de la Ruta de la Seda, en Beijing, que es el marco bianual de concertación que dará impulso político a la Iniciativa, mostrando el compromiso de España con este proyecto bajo esos principios que, por otra parte, son los que comparte con la Unión Europea.
España busca establecer una estrategia nacional ante el gigantesco proyecto de conectividad euroasiática. al que China otorga trascendencia estratégica global en tanto extiende los vínculos los vínculos marítimos de la Nueva Ruta de la Seda a América Latina y África.